(Ramón Cabanillas
Cambados, 1876 - 1959)
Trad. José L. Dasilva N.
Nos sorprendió la noche,
ya bien oscurecido,
en la baranda de piedra
que defiende el camino.
(Desde entonces tiene un nombre:
el puente de los suspiros)
No movía una hoja
el viento adormecido.
En el cielo, ni una estrella,
en la arboleda ni un zumbido.
Las palabras no tenían
ni rumor ni sentido.
¿Cuánto tiempo pasamos
en el silencio fundidos...?
De repente, comenzaron
a titilar los luceros,
un aroma a hinojo
se esparció en el viento,
rompió una calandria
a cantar en el laurel...
¿qué pasaba en el mundo
para tal alboroto?
¡Un beso revoloteaba
en la rosa de tus labios!
(del libro A Rosa de Cen Follas)
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario