"Quien tenga algo que objetar acerca de lo que yo escribo, sólo piense y recuerde que: Lo que expongo, es mi experiencia y mi pensamiento; no puedo exponer ni su experiencia ni su pensamiento. Si mi experiencia fuese igual que su experiencia y mi pensamiento fuese igual que su pensamiento, entonces usted sería yo... y de ello, a ambos nos libre Dios."
(José L. Dasilva N., manifiesto personal, xxxx)
"El comunismo no priva a nadie del poder de apropiarse productos sociales; lo único que no admite es el poder de usurpar, por medio de esta apropiación, el trabajo ajeno."
(Marx y Engels, Manifiesto Comunista, 1848)

viernes, 27 de noviembre de 2009

Paisaje de avenida, a mediodía, con escritor y perrocalentero a la sombra de un jabillo.

(Escenas de Ciudad)

"Todo es inútil
cuando no sabemos
qué uso darle."
E. Lautor
("Haikus profanos")



Alguien pasa y me pregunta que si el metro queda cerca.
Otro alguien, en un carro que se detiene, busca el hotel Atlántico.
¿Qué puedo yo saber de hoteles, parado en esta acera,
a la sombra de un jabillo?
Bajo el otro jabillo, un poco más frondoso, está el perrocalentero.
Hasta hace unos minutos, no había nadie a su alrededor.
Ahora, -se nota que ya el reloj gritó las doce- parece un enjambre.
La gente pasa, se detiene, se arremolina.
Todos con igual hambre e igual prisa.
Todos con apuro por regresar, quizás, a la oficina.
"Uno con todo"
"El mío sin cebolla"
"No seas pichirre, italiano, ponle más papitas"
El italiano asiente.
El sol está inclemente.
La sombra del jabillo se me ha vuelto insuficiente.
Con gusto me movería, pero no hay otro sitio donde estacionar
y no me puedo alejar demasiado del carro,
no sea que venga una grúa y se lo lleve...
O un ladrón, que, entre ambos males, sería el peor.
A veces es preferible aguantar un poco al sol.
Se calienta la cabeza pero se gana en tranquilidad.
Para matar el tiempo y olvidarme un poco del agobiante calor,
saco el celular y escribo este retrato de lo que pasa a mi alrededor.
La gente delante del perrocalentero ya se disipó
como si humo fuera ante un ventilador.
Ya mi mujer aparece por la puerta del edificio
donde tiene el consultorio su odontólogo.
La espera termina. Ya me voy.

Epílogo.
Una persona conocida,
que leyó lo que antecede al poco de haberlo escrito,
me recrimina por "esa ignorada frivolidad"
que me dictó "un texto tan vacío de significado".
Me encojo de hombros.
Prefiero no contestar.
¿no puede uno, de vez en cuando, simplemente
dejarse llevar por el soplar del viento
como velero sin timón en altamar?
¿dejarse mecer al ritmo de las olas
sin mayor preocupación?
¿a quién le importa?
Releo el texto... ¡es cierto!
-¿a quién le importa?-
apartando las palabras, no encuentro más contenido.
Pienso, sin embargo, muy para mis adentros,
que nada existe en el universo sin razones ni motivo
y que si algo nos parece inútil, quizás no sabemos para qué sirve.

jueves, 19 de noviembre de 2009

Ahí estás

Por más que el tiempo quiso darte
otra cara y otro cuerpo
Por más que la vida quiso moldear tus emociones
y, un poco también, endurecer tus sentimientos
A pesar de carencias y de ausencias
A pesar de las lluvias y los vientos
Con el morral a tu espalda
lleno de angustias y miedos,
sigues siendo aquella niña que, a los dieciseis,
temerosa vivía de cumplir un año más.

Yo te encuentro en un intento de sonrisa.
Escondida tras las nubes de esos ojos
que se esfuerzan por no llorar.
Te encuentro en lo cotidiano.
En la forma que has dado a tu vida
a pesar de tanto golpe y decepción.
Y más allá te encuentro.
Aún más allá de ti misma.
En el sol, en la luna,
en mis propias alegrías.
En las horas, una a una,
que van llenando mis días.
Y más allá te encuentro.
Donde siempre has estado para todos.
Donde siempre has estado para mi.

En ti se quedó la luz que una tarde
te dibujó para mi de espaldas a la ventana.
En mi se durmió tu primer beso
y despertó tu caricia más temprana...
Y estabas entre mis brazos cuando el jazmín floreció
impregnando con su aroma la noche entera
y todas las noches que después vinieron.
Aquella noche, el silencio, entre susurros de piel,
nota a nota escribió nuestra tonada:
un canto de luna en celo que no supimos cantar
y a cuyo hechizo opusimos la más firme de las razones:
elegimos el camino que nos dictó la conciencia!


Desde la distancia, en el tiempo y en el espacio,
después de haber conocido la unidad
y, al fin, nadando en el mismo río
donde las almas que se cruzan,
a ser lo que fueron, no vuelven más
te miro en pasado, te miro en presente
y, en el jardín de tus tiempos,
sigo encontrando jazmines en flor.
Los días que otrora dejamos marchar
guardaron su esencia.
Nunca cayeron los frutos que en el árbol quedaron
cuando, sin mirar atrás,
echamos llave a la puerta
para que nadie, a esa huerta,
pudiera volver a entrar.
Y ahí estás
como antes
como siempre
por siempre
ahí estás.

domingo, 25 de octubre de 2009

Derriba das tellas (III)

III

Derriba das tellas
xogaba coas fadas
cantaba coas meigas

Tecía os meus soños
nun coiro de anxo
preto das estrelas

Non había mais mundo
nin mais ceo había
que o mundo era ela
i o ceo aquel intre
na roca do tempo
fía que te fía
derriba das tellas.

Camilo, un recuerdo lejano

(Escenas de Ciudad)

Camilo era un hombre culto, ilustrado.
El casi no recuerda ya su historia.
Un día se hizo a la mar.
Hoy no sabría decir por qué.
Estudioso de la literatura y de la lengua hispana.
Filósofo, historiador, conoce el pentagrama al derecho y al revés.
Domina el inglés y se hace entender perfectamente en francés.
Tuvo miedo, dice.
Tuvo miedo de lo que venía.
Se dejó llevar por lo que le dijeron quienes sabían menos que él:
quienes -quizás también- valían menos que él, pero tenían más que perder.
Y un día se hizo a la mar.
Camilo, el maestro que nunca aprendió a nadar.
Cuarenta años pesan ya sobre su espalda, y, quien lo ve, dice que son muchos más. Ayer pasé por su lado.
Dormía echado sobre el pavimento frío del bulevar.
Le oí un quejido que me sonó a "por qué" e imaginé que soñando se preguntaba "por qué me dejé engañar".
El paraiso está a tus pies siempre donde sea que tú estás.
A menudo lo encuentro caminando el bulevar.
Mucha gente se aparta, le huyen como si le temieran; yo me detengo a conversar.
Debajo de los sucios harapos con que viste, detrás del hedor ocasional, de su permanente aliento maloliente a alcohol, hay una persona con una gran necesidad de ser rescatada de algo que ni él mismo entiende.
Yo no intento rescatarlo de nada.
No creo que, a estas alturas, él quiera, realmente, ser rescatado.
Me acerco a él porque me agrada su conversación y nunca me ha parecido un personaje peligroso.
Sólo por curiosidad, y un poco escéptico por saber hasta qué punto se inventa o dice verdad, cierto día le menciono un tema sobre el cual debo hacer una monografía como tarea escolar.
Me da una clase magistral en algo más de dos horas que dura nuestro encuentro.
Cuánta precisión en sus apreciaciones. Cuánta exactitud en sus planteamientos.
Cuánta lógica en sus conclusiones, según podría comprobar, después, tras la lectura de una buena cantidad de textos especializados.
Fue tan clara su exposición que intenté recordar sus propias palabras al momento de escribir mi ensayo.
En suma, me parecía, con mucho, más completo el conocimiento adquirido a través de Camilo que aquel otro impreso en los libros de texto.
Nunca tanto éxito volví a tener en toda mi vida de estudiante.
Nunca pude agradecérselo.
Fue aquella tarde la última vez que le vi.
Ahora, con los codos apoyados en el barandal del puente y la cara entre las manos, miro al bulevar que discurre por debajo, como siempre, pero no es ya ni la sombra de lo que fue; menos aún, de lo que pudo llegar a ser si alguien se hubiera ocupado de darle el más mínimo de los cuidados.
Intento ver la figura de Camilo echado en alguno de los rincones, debajo de alguno de los deteriorados bancos de cemento y me pregunto cuántos Camilos pasearon -y pasean- las calles de esta ciudad, empujados, quizás, por la falta de una mano en que apoyarse cuando el abismo se abre bajo sus pies para llevárselos y no devolverlos más.
¡Cuántas mentes brillantes ahogadas en alcohol, por las manos de la indigencia! ¡Cuánto científico!
¡Cuánto poeta!

jueves, 15 de octubre de 2009

La Espiga Vana

(Un Poema de Juan de Jesús Reyes)

Pasa el corrompedor y corrompido
Expresando en la faz y en el talante
Que es un poseso, que es un arrogante;
Y así, tal ente queda conocido.

De su saber infuso poseído
Como diciendo, en su interior, ¡avante!
Cual una majestad, el ignorante
Pasa inflado, en ademán erguido.

Pasa el virtuoso: Apenas se percibe,
Apenas se da cuenta de que vive,
Y pasa el sabio, y de ignorar se espanta,

Y humilde y manso por doquier camina....
La espiga vana no es la que se inclina,
Es la que más soberbia se levanta.

domingo, 30 de agosto de 2009

Respeto el derecho que tiene el necio a ser necio, pero exijo igual respeto para el derecho que yo tengo a que su necedad no me alcance.

Réflex y Onando

miércoles, 26 de agosto de 2009

Cuento con Mujer de Funcionario

(Escenas de Ciudad)

Corren los días del año 2009. Son días de controversia. De alguien que intenta aplicar una ley a otros que buscan las mil y una formas de evadirla. De gente que trabaja, y gente que ve cómo otros trabajan... Para quien pregunte ¿de qué viven estos? la respuesta es simple: del trabajo de aquellos. Digámoslo, pues, de otra manera: días de gente que trabaja y gente que se aprovecha del trabajo de otros. Días de gente que intenta construir y gente que sólo busca destrucción, amparándose en el clásico e inobjetable derecho a la libre expresión. Días, en fin, de días como los días de cualquier otro año, pero estos, en particular, son los de 2009.
Por estos días, la mujer de Antonio detesta cuanto tenga aroma a gobierno. No a cualquier gobierno. Eso sería mucho decir. Detesta cuanto tenga que ver, en particular, con la gente que, en estos días, gobierna su país; el país en el que nació y el país en el que vive (porque, nunca se lamentará lo suficiente, le negaron la visa de aquel otro en el que sueña vivir). Dice que "nunca en este país se robó tanto", que "nunca la corrupción fue ni tan grande ni tan descarada". Habla de la "doble moral de esta gente que aparece en televisión dando un discurso de honorabilidad por la mañana para luego, en la tarde, llenarse los bolsillos haciendo, justamente, todo lo contrario. Ahí tienes al alcalde ... sí, ese ... ¿hace cuánto que se hizo cargo de la alcaldía? ¿dos años? ¿cómo puede un pata-en-el-suelo, como era él, salido del mismo barrio donde yo vivo, en no más de dos años, con un miserable sueldo de alcalde, que al fin y al cabo no es sino un funcionario más, de alto rango, ¡sí!, pero funcionario al fin, comprarse un carro tan caro como el que tiene? ¡Y no mencionemos la tremenda quinta que está a punto de comprar! ¡imagínate! Cancha de tenis, dos piscinas, una exterior y otra interior, más pequeña, claro, en una especie de gimnasio con solarium y todo. Habitaciones como para un regimiento y un baño en cada habitación. ¡Vale todo el dinero del mundo y un poco más! ¡Es impresionante! Ya la vas a ver. Queda a dos calles del lugar a donde vamos ... ¡Ay, niña!, ¿Cómo crees que lo sé?, de fuentes fidedignas. Me lo contó mi comadre Juana, que se encontró, en estos días, en la peluquería, con una conocida suya, gente de toda confianza y total credibilidad, casada con el hijo de uno de sus guardaespaldas ... " Todo esto conversa la mujer de Antonio con su gran amiga Claudia, mientras conduce aquel lujoso bmw último modelo, recién comprado, rumbo al lugar en que la espera un corredor de bienes raíces para mostrarle la casa, junto a los campos de golf, que Antonio le va a comprar con el dinero que, su sueldo de funcionario, le ha permitido ahorrar durante los seis meses que tiene trabajando para el gobierno, como inspector, en la Administración Nacional de Aduanas.

lunes, 24 de agosto de 2009

Entre tus labios

Todo sucede entre tus labios:
Desde el rumor que adormece los sentidos
hasta el grito de placer que despierta la vida,
Todo surge de tus labios
Todo viene de tus labios
Todo nace entre tus labios

Me estremezco entre tus labios
me enciendo, me apago
me agiganto, me contraigo
me acuesto, me levanto,
desaparezco y vuelvo a vivir

Todo entre tus labios
Esos tus labios,
que un día gritaron vida,
y que, abiertos al pecado,
claman hoy por redención.

Y yo encuentro redención entre tus labios.

¿Cómo no sentirme redimido entre tus labios
si veo el cielo
cada vez que con tus labios entablo conversación?

Y bebiendo en tus fuentes de miel reverdecidas,
doy rienda suelta al otoño de pasiones desprendidas
que despiertan la delicia de este nuevo amanecer.

agosto/2009
José L. Dasilva N.

domingo, 9 de agosto de 2009

El cinismo de Obama supera con creces al de su antecesor en la presidencia... No, señor Obama, no queremos que intervenga en Honduras... ¡queremos que deje de intervenir!

lunes, 27 de julio de 2009

A La Poesía

(Juan de Jesús Reyes)

Desde la cumbre del pensamiento
vas derramando ricas esencias,
lluvias de flores,alborescencias
de sentimientos del corazón.
Y te circundan claros de luna,
átomos de oro de la alborada,
tules y gasas de luz rosada,
nébulas tenues de la ilusión.

Tu canto es beso para la vida,
gorgogear ameno de blanca cuna,
sonrisa dulce de la fortuna,
tierno suspiro que exhala el bien.
Y tu alma ungida de amor del cielo,
de la hermosura goza las galas,
y ávida siempre mueve las alas
hacia una nueva Jerulalén.

Tu le señalas a la inocencia
el borde negro del negro abismo,
llenas la historia de iluminismo
y así el presente y el porvenir.
Tabor parece donde la idea
en luz de lirio se transfigura,
y, como ansiando región más pura,
sube hasta cielo de oro zafir.

Flores que un rico polen fecunda,
fresco rocío, girar del astro,
éter, atmosfera,luciente rastro
que al cielo imprime la exhalación,
íntimos goces, todo lo brindas,
todo lo abarcas, todo, en la esfera
del alma, en donde la primavera
es una eterna resurrección.

Bendita seas tú la que sube
hasta el empireo y entre alboradas
de luces puras aurirrosadas,
mueves las alas y das tu voz.
Benditas seas, hija del cielo,
tú,la que arrullas como paloma
mientras modulas el puro idioma
conque los angeles hablan a Dios.

Juan de Jesús Reyes en PoeSite

miércoles, 15 de julio de 2009

Palabras contra la paz

Por qué es inviable el estado de Israel
Santiago Alba Rico
(08/07/2009)

El verdadero horror de una matanza –el daño que hace al mundo común, a la intimidad universal trenzada en todos los cuerpos- no se revela en las obscenas cifras de muertos ni en el número de proyectiles lanzados sobre la población civil ni en las imágenes ya irreales de cadáveres destripados y casas desmigajadas contra el suelo. A veces es más exacta y completa una pequeñez inconmensurable, un milímetro de espíritu inasible para las estadísticas. De todos los dolores producidos por Israel entre el 27 de diciembre de 2008 y el 20 de enero de 2009, durante los 24 días de implacables bombardeos sobre Gaza, el más acusatorio y revelador fue quizás el que sintió –y denunció con modesta y lacerante tristeza- Suleiman Baraka, un astrofísico gazano que trabaja en Virginia Tech para la NASA. El 29 de diciembre recibió en su oficina una apremiante llamada telefónica en la que se le anunciaba que, a miles de kilómetros de allí, estaba siendo bombardeado el barrio donde residía su familia. Cuando recuperó la comunicación diez horas más tarde, supo que su casa había sido destruida. Supo que su hijo Ibrahim, de 11 años, había sido asesinado. Supo también –aún peor- que los israelíes habían asesinado su telescopio. “Solía llevar a mis hijos a la azotea del edificio en el que murió mi hijo”, confesó Suleiman a la periodista Amy Goodman, “y les enseñaba Venus y Júpiter, y el cielo… Porque si a un niño palestino le dices: `cuando miras el cielo, ¿qué ves?´, lo normal es que conteste: `veo helicópteros Apaches y aviones F-16´. Por eso quería enseñarles a mis hijos que hay algo hermoso detrás de estos estereotipos”. Suleiman Baraka era un palestino moderado que aspiraba a la paz; se había construido una casa nueva con el propósito de ofrecer hospitalidad a una familia judía; y quería enseñar a los niños palestinos que, detrás del ronquido de los cazabombarderos, el cielo está plagado de estrellas silenciosas. No es verdad: está plagado de bombas y destruyen no sólo las casas sobre la tierra, y los niños que viven en ellas, sino también –mucho peor- el cielo común sobre nuestras cabezas, donde Kant descubría, con brillo inextinguible, los imperativos de la moral humana. Un telescopio, cañón invertido, sirve para contemplar en las estrellas el valor de los seres humanos y la necesidad de sus leyes compartidas. Un cañón sirve siempre, sirve sólo, para destruir telescopios; con independencia de donde caigan sus bombas, de qué cuerpo derriben y a qué boca arranquen un gemido, alcanzan una y otra vez un telescopio. O lo que es lo mismo: una mirada dirigida hacia las estrellas.

“¿Cómo puedo consolar a mi hijo Daoud, que tiene cinco años y fue testigo del bombardeo de su casa y del asesinato de su hermano?”, se pregunta Suleiman Baraka. No podrá. Quizás consiga que le vuelva a gustar el pan con zaater –o que vuelva al menos a comerlo- e incluso podrá reamarrarlo, con hilos de cometa y cuerda de caramelo, a la vida. Pero ni siquiera es esto seguro. Los niños de Gaza, declara la maestra Ghada Abu Ward, quieren morir detrás de sus padres y sus hermanos, asesinados por las bombas. El 45% de los niños palestinos, testimonia el psiquiatra Eyad Al-Sarraj, ha visto a los soldados israelíes insultar o pegar a sus padres; el 75 por ciento sufre problemas emocionales causados por la continua exposición al vuelo rasante de los aviones y el estruendo de los bombardeos; el 96% ha visto muertos o heridos; el 36%, sí, desea morir en los ataques del ejército ocupante. ¿Será la freudiana pulsión de muerte? ¿El fanatismo de su cultura primitiva? A estos pequeños telescopios no se les permite mirar al cielo; estos pequeños telescopios acaban rodando por el suelo.

En tiempos de Kant, tiritaban azules los astros a los lejos; hoy en el cielo de Gaza –como en el de Iraq o Afganistán- los niños sólo ven nubes zumbantes de drones, helicópteros y aviones. En lugares normales, los niños quieren pan con chocolate, espacios amplios, padres libres; en Palestina muchos de ellos sólo quieren morirse. Que los niños palestinos no vean las estrellas y no tengan ganas de vivir es culpa –se dice- de la guerra. Pero, ¿qué guerra es ésta?

Ninguna palabra puede sofocar un incendio, curar una herida o resucitar a un muerto, pero sí alimentar una pira, afilar un cuchillo y cavar trincheras. Las palabras no sanan, pero sí matan. Por eso hay que tener mucho cuidado con ellas. “El que tenga algo que decir”, decía Karl Kraus en vísperas de la 1ª Guerra Mundial, “que dé un paso al frente y guarde silencio”. En contextos de tensión, cuando la violencia se contagia con un verbo pequeño, allí donde causas históricas activan sin parar una invasión de motivos inmediatos y vehementes, hay que atreverse a no decir ciertas cosas. En relación con el mal llamado “conflicto palestino”, la responsabilidad exige callar ciertas palabras, el coraje demanda la renuncia a ciertos vocablos que, al ocultar largas duraciones genealógicas, coloca a los hablantes en un angostísimo presente dentro del cual hay cada vez menos margen de maniobra. Una de estas palabras ciegas, sin salida, es paradójicamente la palabra “paz”.

Palestina está encerrada, sí, en la palabra “paz”, que es la palabra –no lo olvidemos- de los que lanzan bombas sobre los telescopios de Gaza. En cierto sentido, es verdad que los israelíes desean la paz mucho más que los palestinos; y basta una sumaria búsqueda estadística para constatar que son precisamente los dirigentes sionistas –y sus valedores estadounidenses y europeos- los que pronuncian con más frecuencia esa palabra. No es una casualidad. De entrada, el discurso sobre la “paz” y la “pacificación” alimenta y naturaliza la ilusión de que nos hallamos ante una situación de guerra; es decir, en el marco de un “conflicto” en el que ambas partes tienen razón y ambas partes tienen que hacer concesiones. Pero al mismo tiempo, esa insistencia en la “paz” ha servido precisamente para que Israel no haya hecho hasta ahora ninguna concesión; las “conversaciones de paz”, negación en sí mismas de las resoluciones de la ONU, constituyen una estrategia muy funcional de la ocupación. De Madrid y Oslo a la Hoja de Ruta, esta ilusión de “negociación permanente”, siempre excitada y frustrada con premeditación, ha servido a Israel en las últimas décadas para extender los asentamientos y colonias, levantar y ampliar el Muro e imponer un asedio medieval a la franja de Gaza. El pelotón de fusilamiento alza las armas frente a los palestinos alineados en el paredón y el general da la orden de disparar: “¡Paz!”; el piloto del F-16 que sobrevuela Gaza ve la azotea de la casa de Ibrahim y aprieta el botón donde está escrito: “Paz”. Tras veinte años de “negociaciones de paz”, a todos nos gustaría quizás retroceder veinte años: los palestinos han visto erosionada su unidad por ásperas pugnas internas y los israelíes acaban de elegir al gobierno más ultraderechista, violento e intransigente de su historia.

En algún sentido, si los niños palestinos no pueden ver las estrellas y además quieren morirse no es por culpa de la guerra sino por culpa de la “paz”. La tarea responsable de los productores de discursos –periodistas, políticos, intelectuales- es la de desescombrar los obstáculos verbales, la de localizar y desactivar los vocablos que pueden estallar entre nuestras manos. Puesto que no podemos sofocar incendios ni curar heridas ni resucitar muertos con la palabra, tratemos al menos de retirar del camino las palabras que atizan el fuego, afilan los cuchillos y ceban las bombas. Si realmente queremos la paz, debemos dejar a un lado la palabra “paz”.

No hablemos de paz. ¿De qué hablaremos? ¿Qué palabra utilizaremos en su lugar? La palabra paz es particularmente belicosa porque está reprimiendo o, más aún, “forcluyendo” –por decirlo con Lacan- la verdadera, la única solución posible; está impidiendo por todos los medios que se pronuncie la palabra “justicia”.

“¡Paz!”, ordena el general al pelotón de fusilamiento; “¡justicia!”, responden los caídos. Que los niños palestinos no puedan ver las estrellas y quieran imitar a sus padres asesinados, es culpa de la injusticia; es la responsabilidad individual de los injustos. La paz es un callejón ciego. La justicia, que apenas si puede andar, por lo menos puede ver. Y ver es llegar lejos con los ojos –hasta esas estrellas donde contemplamos el valor de los hombres y la necesidad de leyes compartidas.

La historia es de sobra conocida. Durante siglos, el antisemitismo europeo expulsó, aisló, persiguió y eventualmente linchó –los infames pogromos- a los miembros más pobres de una minoría religiosa nativa: los judíos. Mientras el colonialismo exterminaba a gran escala a los “salvajes” y “orientales” en el exterior –decenas de millones de “criaturas inferiores” sacrificadas en todo el mundo- mantenía en el interior su propio “irreductible Oriente”, funcionalmente contenido en una existencia degradada, despreciada, sospechosa incluso para los más desprejuiciados filósofos de la Ilustración (Voltaire o Hegel). Los negros, los indios, los moros no constituían un problema; estaban fuera y se los podía aniquilar sin el menor remordimiento moral. Los judíos, “nuestros salvajes”, planteaban más dificultades. Eran objeto de especulación, de admiración, de rechazo; se escribía sobre y contra ellos, se les invitaba a asimilarse y la persecución misma demostraba una y otra vez que no querían o no podían hacerlo –como ocurre hoy con los musulmanes- a causa de una “falla estructural”, de un vicio incorregible de origen. La negación misma acabó por etnificar su diferencia religiosa. Eran “sucios”, “perezosos”, “lúbricos”, “orientales”; luego sencillamente “insectos”. Así que, a partir de 1933, el régimen nazi de Alemania, aspirante siempre frustrado a potencia colonial, trató de hacer con los judíos europeos lo que los otros países de Europa habían hecho siempre, fuera de sus fronteras, con todos los pueblos de la tierra con los que habían tropezado en su camino. “Lo que nos escandaliza de Hitler”, decía la mística y filósofa Simone Weil, “es que está haciendo con los europeos lo que los europeos han hecho siempre con los otros pueblos”. “Auschwitz”, dice el ensayista sueco Sven Lindqvist, “era la edición alemana, moderna, industrial, de un exterminio sobre el cual el imperio mundial europeo se había fundado durante largo tiempo”. Pero Auschwitz existió y nos hace temblar todavía hoy con el estremecimiento más radical que puede conmover el edificio humano; y desde los Juicios de Nuremberg (1945) negar su existencia constituye no sólo una ignominiosa indignidad sino incluso –en algunos países- un delito penado por la ley.

La historia es menos conocida. A finales del siglo XIX, un grupito de intelectuales judíos, los que más profundamente habían asimilado la cultura europea, fundaron en Basilea el movimiento sionista con el propósito de establecer en algún lugar del mundo un “Estado nacional judío”. El sionismo compartía con el antisemitismo –como denunció muy tempranamente el ya citado Karl Kraus, universal judío de Viena- algunos principios y algunos objetivos: aceptaba la idea del judaísmo como un “problema” al que había que encontrar una “solución final”, estaba a favor de la expulsión de los judíos de Europa e insistía en la “especificidad” étnico-racial del judaísmo (al menos de los judíos askenazi de origen jazaro). Sus fundadores, en todo caso, eran muy conscientes de hasta qué punto este proyecto de segregación de los judíos de Europa –pilar de la tradición antisemita- era paradójicamente “muy europeo”, como lo demuestran los argumentos que utilizó Theodor Herzl para convencer a los gobiernos occidentales de las ventajas de establecer un Estado sionista en Palestina: “para Europa construiremos ahí un trozo de muralla contra Asia, seremos el centinela avanzado de la civilización contra la barbarie”. En los años 30, cuando la colaboración del racismo nazi –a veces pactada con los propios sionistas- acelera la emigración judía a Palestina, hasta entonces muy reducida, el carácter “muy europeo” del sionismo se manifestará en todo su esplendor. Mientras Hitler establece las leyes raciales de Nuremberg y abre los primeros campos de concentración –y especula con desplazamientos en masa de población-, la Convención Mundial de Ihud Po´alei Tzion y el Congreso Sionista, celebrados los dos en Zurich en 1937, debaten abierta y alegremente la necesidad de la “limpieza étnica” de Palestina. “No discuto nuestro derecho moral a proponer una transferencia de la población”, dirá por ejemplo Aharon Zisling, futuro ministro de agricultura en el primer gobierno Ben Gurion, “no hay ninguna falla moral en una propuesta tendente a concentrar el desarrollo de la vida nacional”. Y Golda Meir dirá: “También yo desearía a los árabes fuera del país y mi conciencia estaría absolutamente limpia”. Y David Remez: “Es una solución justa y correcta”. Y Berl Locker: “No tengo ninguna objeción moral”. Y Shlomo Lavi: “es muy justo y muy moral”. Y Eliahu Hacarmeli: “incluso si tuviese que llevarse a cabo recurriendo a la fuerza –todas las empresas morales se llevan a cabo mediante la fuerza- estaría justificada en todos los sentidos. (…) Se trata de un programa lógico, moral y humano en todos los sentidos”. Y Ben Gurion: “Con la transferencia obligatoria tendríamos vastas áreas… Apoyo la transferencia obligatoria. No veo nada inmoral en ella”. Diez años más tarde, entre noviembre de 1947 y septiembre de 1948, antes y durante el siniestro plan Dalet, la empresa colonial europeo-sionista se completaba –como documenta estremecedoramente el historiador israelí Ilan Pappé- con la destrucción de 531 aldeas palestinas, la evacuación de 11 barrios urbanos y la ejecución de al menos 31 masacres indiscriminadas. La así llamada Nakba, que expulsó de sus tierras seculares a 750.00 palestinos, también existió, como Auschwitz; pero, al contrario que Auschwitz, su negación no sólo no es moralmente reprobable, no sólo no es legalmente punible, sino que es aprobada, aplaudida y hasta exigida por la mayor parte de los gobiernos, los periodistas y los intelectuales del mundo. Después de todo, ese “negacionismo” es la condición misma de la existencia de Israel como un Estado legítimo, democrático, con derecho a la defensa –todo lo que, si reconocemos la Nakba, deja inmediatamente de ser.

Si liberamos a la justicia de la mordaza de la paz, comprendemos al menos la doble injusticia sobre la que se asienta el proyecto sionista cristalizado en el Estado de Israel. Injusticia contra los judíos, a los que pretende representar en exclusiva –como el Vaticano a los cristianos-, obligándoles a reconocerse en términos étnico-raciales en una construcción ferozmente ideológica que encarna lo peor del nacionalismo, el colonialismo y el capitalismo occidentales. E injusticia, claro, contra los palestinos, convertidos hoy, como dice Elias Khoury, en “los judíos de los judíos” bajo una ocupación que, desde hace sesenta años, apoyada por las mismas potencias que despreciaban y desprecian a los judíos de todas las razas y todas las religiones, amenaza con echar por tierra todas las estrellas del mundo.

Si queremos paz, hay que pedir justicia. Y la justicia exige que judíos y palestinos por igual se liberen de Israel. Es la más modesta, la más honrada, le menos escandalosa de las proposiciones. ¿Reconocer la Nakba? ¿Desmantelar el Estado sionista? ¿Salvar a los judíos? ¿Salvar a los palestinos? Desapareció la URRS y todos aplaudimos. Desapareció Yugoslavia y nos alegramos. Han desaparecido decenas de países -Checoslovaquia y Rhodesia y la Sudáfrica racista entre otros- y no ha ocurrido nada. ¿Qué tendría de provocativo reclamar la desaparición de un Estado inviable y radicalmente injusto? Propongámoslo. Hagámoslo. Demos luego libertad a los refugiados palestinos para volver a Palestina y libertad a los judíos exisraelíes para volver a sus países de origen y que a continuación la población restante funde un nuevo Estado laico, democrático y socialista desde el que telescopios de todos los colores puedan dirigir sus ojos hacia un cielo despejado de drones, helicópteros y F-16.

Es muy emocionante leer la carta que Jean-Moise Braitberg, nieto de una víctima del Holocausto, dirige al presidente de Israel: “Al conservar en el Memorial de Yad Vashem, en el corazón del Estado judío, el nombre de mis parientes, vuestro Estado tiene prisionera mi memoria familiar tras las alambradas de púa del sionismo para que sean rehenes de una así llamada autoridad moral que comete cada día la abominación que es la negación de justicia. Por lo tanto, le ruego que retire el nombre de mi abuelo del santuario dedicado a la crueldad cometida contra los judíos para que no siga justificando la cometida contra los palestinos”. Otros judíos –como Michael Neumann y Osha Neumann- han hecho después la misma petición. Es muy emocionante también leer el comunicado firmado el 7 de enero de 2009 por Jews in Solidarity with Palestine: “Apelamos al pueblo judío del mundo entero, incluidos aquellos que viven in Israel, a que se unan con nosotros para reivindicar esta herencia: el rechazo del racismo y del genocidio; el rechazo al Estado sionista, cuya esencia misma es el racismo; el abrazo a nuestros hermanos y hermanas palestinos; la defensa de su justa lucha para que la tierra robada le sea devuelta y puedan construir una Palestina libre”.

Es muy emocionante leer la carta fundacional del IJAN (International Jewish Antizionist Network), donde cientos de judíos antisionistas declaran su compromiso con “el desmantelamiento del apartheid israelí, el retorno de los refugiados palestinos, y el fin de la colonización israelí de la Palestina histórica”.

Y es muy emocionante también sumarse a la indignación del activista judío Michael Warschawski, del Alternative Information Center, quien se dirigía así el 18 de enero a Barak, Olmert y Livni: “Junto a decenas de miles de otros judíos, desde Canadá a Gran Bretaña, desde Australia a Alemania, os lo estamos avisando: no oséis hablar en nuestros nombres, porque correremos tras vosotros, incluso si fuera necesario, hasta el infierno de los criminales de guerra, y os empalagaréis las palabras en vuestras gargantas hasta que pidáis perdón por habernos mezclado con vuestros crímenes. Nosotros, y no vosotros, somos los hijos de Mala Zimetbaum y Marek Edelman, de Mordechai Anilevicz y Stephane Hessel, y estamos transmitiendo su mensaje a la humanidad para custodia en las manos de los combatientes de la resistencia en Gaza: “Estamos luchando por nuestra libertad y por la vuestra, por nuestra dignidad humana social y nacional y por la vuestra” (llamamiento del gueto de Varsovia al mundo, Pascua 1943)”.

Y es sobre todo muy emocionante –claro- comprobar que el pueblo palestino, que no puede ver las estrellas, cuyos niños desean a veces la muerte, empujado una y otra vez al borde del abismo, subvierte sin embargo todas las lógicas –psicológicas, políticas, antropológicas- y sigue resistiendo con la dignidad de un telescopio apuntado hacia el cielo a fin de recordarnos que la única solución para los problemas del mundo –en Palestina, sí, y en Iraq y en Afganistán y en Colombia y en EEUU- es introducir en él un poco –al menos un poco- de justicia.

(Contribución al catálogo de la exposición "Arte y palabra por la paz", organizado por la Fundación Araguaney, que se inaugura hoy 8 de julio a las 20.00 h. en la sala de exposiciones de la Fundación, rua Montero Rios 23-25, Santiago de Compostela)

http://www.rebelion.org/noticia.php?id=88232

lunes, 6 de julio de 2009

Honduras...

Una partida de delincuentes comúnes, armados hasta los dientes, igual que cualquier banda de asaltabancos o de secuestradores, arremeten contra el estado de Honduras y secuestran el gobierno. A medida que el tiempo avanza, se van inventando "razones" que justifican su actuación, cada cual más absurda y en franca contradicción con cualquier otra anterior (tal vez por eso es que aparecen una "razón" tras otra en contínua sucesión)... también ETA tiene "razones"; también las tiene HAMAS y el IRA y las FARC y todo aquel que, en un momento dado, se aventura a cometer un crímen de cualquier naturaleza. Todo delincuente espera ser oido para justificarse y proclamar su inocencia. El mundo, en pleno -a través de sus gobernantes y por más que le desagrade a los antichavez, a los antizelayas, a los antimorales, etc- se pronuncia en contra; y, estos delincuentes, se ríen del mundo y, el mundo,... calla ¿qué más puede hacer? Al final, y tal como siempre hemos supuesto, organizaciones como ONU, OEA y afines, no sirven más que para mantener los altos niveles de vida de ciertos profesionales de la política, a través de sueldos que justifican participando en reuniones en las cuales se habla mucho y no se logra nada.

¡QUE VERGÜENZA!

"El negrito no conoce ni donde queda Tegucigalpa", dicho por un excanciller hondureño miembro de la banda de delincuentes, refiriéndose al actual presidente de USA, dice mucho para quien tenga oidos y sepa oir.

sábado, 4 de julio de 2009

Valiente Soldado

¡Qué valiente pareces, soldadito,
con tu fusil en la mano!
Qué valiente te ves y ¡qué pequeño!

¡Con qué pasión! ¡con cuánto empeño!
golpeas y haces, de poder, alarde...

Pero aquél, soldadito, que te ordena,
las armas, empuñar contra tu hermano,
más pequeño es que tú ¡y más cobarde!

(A un soldadito hondureño)

(publicado originalmente el 28/06/2009)

jueves, 2 de julio de 2009

En un futuro quizás lejano...

¿Detrás de quién esconderemos nuestra mediocridad
cuando ya Hugo Chávez no esté?

¿A quién responsabilizaremos por nuestros fracasos?

¿Quién nos servirá de catapulta para alcanzar
esos tan codiciados 15 minutos de gloria en televisión,
o esa primera plana, sueño de todo escritor decadente,
en algún periódico de mediana circulación?

¿Cómo sobrevivirán, en cualquier caso,
los medios de comunicación que no tienen hoy más tema
en sus programas de opinión?

¿Con qué temas se amenizarán las reuniones sociales,
bodas, cumpleaños, bautizos, comuniones y demás
cuando ya no tenga sentido hablar sobre lo mal que estamos
por culpa del tirano, dictador?

¿Qué justificación daremos, entonces, a los golpes de estado?
¿Cómo justificaremos la represión?
¿Cómo justificaremos, entonces, nuestra existencia
los que conocemos sólo una palabra
y cantamos sólo una canción?

martes, 23 de junio de 2009

Extraño amor aquel que te llora cuando lejos y, a dos pasos, ni recuerda dónde vives...

A Carolina Calvo

sábado, 20 de junio de 2009

... Y después hacen chistes de gallegos!!!

Alguna vez han necesitado "resetear" su contraseña de hotmail o cualquiera de los servicios de mensajería de Microsoft?
Hay muchos motivos por los cuales podría ser necesario "resetear" una contraseña. El más común de todos, es haberla olvidado. Otro, no menos común, podría ser que algún conocido(a) se haya puesto a jugar con la dirección para intentar acceder a nuestro buzón de correos y, después de varios intentos con contraseñas equivocadas, Microsoft haya bloqueado la cuenta esperando por nuestra intervención directa. Sea cual sea el caso,la situación es esta: tenemos bloqueada nuestra dirección de correo electrónico. No podemos acceder ni a nuestros mensajes ni al servicio de mensajería instantánea conocido popularmente como "Messenger" (como ambos utilizan la misma información, ambos se bloquean a la vez) y, la única manera de restaurar la conexión es "reseteando" la contraseña, cosa que la misma gente de microsoft nos recomienda y facilita a través de su página web. ¿Cómo hacemos eso? ¡Nada más sencillo!: Usted hace "click" sobre el enlace "Reset password" e inmediatamente, Microsoft le envía un mensaje a su dirección de correo electrónico (esa misma a la que no puede acceder porque no tiene la contraseña), indicándole las instrucciones detalladas para solucionar el inconveniente.

¿Alguna vez ha intentado abrir una puerta con una llave que está dentro de la habitación cuya puerta no puede abrir porque no tiene la llave? ¡Los Chicos de Microsoft sí pueden! Bravo por los genios de Microsoft

martes, 16 de junio de 2009

Poema Perdido

(Oscar Portela)

Poema que se ha perdido
Poema que se me fue
El que se llevó consigo
A mi también.

Dónde estás poema herido
Poema que se me fue.
Convertido en una sombra
Como los sueños de ayer.

Llévame contigo poema
Déjame dejar de ser
Y volar contigo a solas
Para hablar con Dios después.

Tú te llevaste contigo
Mis sueños y hasta la sed.
Sed de esperanzas, deseos,
Y memorias del ayer.

Sólo estoy conmigo poema,
Amigo que se me fue.
Sin decir una palabra
Mientras escribo ya fue.

Poema que se ha perdido
Perdiéndome. Déjame solo y
Sin alas, ausencia cruel.
Que ya no tengo palabras

Poema que se me fue.
Si lo encuentran por los cielos
Díganle del creador, de su soledad
Sonora poema infiel.

lunes, 18 de mayo de 2009

Hasta la vista, Don Mario.
Allá nos veremos. Usted sabe dónde.
En el cielo sur -que no al sur del cielo-
Allá nos veremos cualquier día de estos
y en esos parajes, sin prisa y sin tiempo
cualquier día de estos, acaso de usted
pueda yo aprender a escribir mis versos.

Joldan, mayo 18 de 2009

jueves, 14 de mayo de 2009

Atacar

(Eduardo Julio Malnati)

¡El ser humano, es agresivo!,
nada ni nadie, estuvo a salvo.
Ni los chinos con la gran muralla
ni los Troyanos con gladiadores,
ni el Faraón con sus pirámides.
¡RODAS... con el coloso!.
Los Judíos con su dios invisible.
Ni Los Griegos con su filosofía,
África con peligros y misterios.
América con la temida bomba de neutrones; de alguna forma, el
“Hombre” ¡se las ingeniara para atacarse... a si mismo!.
Y se destruirá igual, ¡con un gas
venenoso!, un virus novedoso...
¡Bacterias; asesinas cultivadas!.
O enamorándose... de otro amor
Imposible hasta el suicidio.
vuelve a atacar, otra vez humano
¡pero recuerda siempre, ingenuo.
Que tu destino... ¡será la muerte,
hasta que tú la mates!.

más de E.J. Malnati

sábado, 11 de abril de 2009

Abajo

(Eduardo Julio Malnati)

Lo más hermoso que hay abajo,
es un comienzo... lector.
Y todos los comienzos,
son ¡Inciertos y mágicos!.
Ponen a prueba...
¡nuestra inteligencia
y capacidad!.
Allí es donde se sube...
el primer peldaño.
¡Donde dejamos abajo a “otros”
incluso a los que amamos,
a los que hasta ese día...
nos ayudaron a trepar.
¡Por eso, sube únicamente con la
precaución, de lo que hallarás...
arriba!; pues aquí, abajo,
“todos” esperaremos con cariño... Que algún día,
pienses en nosotros.

Más de Eduardo J. Malnati

martes, 17 de marzo de 2009

REUNIÓN DE CONDOMINIO

La siguiente carta, escrita por Gonzalo “Chile” Veloz, me llegó por correo electrónico. Me tomo la libertad de publicarla aquí porque creo que merece darse a conocer. Más de una persona encontrará en ella suficientes motivos de reflexión

REUNIÓN DE CONDOMINIO

Siempre he pensado que no soy la persona ideal para dar consejos, para llamar a la razón, para conciliar, aunque muchas personas, a su vez, crean lo contrario. Pero esta vez, sólo por esta vez, voy a dar un consejo, voy a llamar a la razón, voy a ser conciliador.
Para ninguno es un misterio todo lo que está sucediendo, por el contrario, nos acometen marejadas de angustia, de desazón, de tristeza, de rabia, en fin, de todos esos sentimientos que los seres humanos somos capaces de aflorar cuando las cosas nos arrinconan, nos aplastan, en otras palabras, cuando nos cambian las reglas de juego sin ninguna explicación. Pero vayamos atrás.
Nuestro primer gran error fue no haber permitido que Carlos Andrés Pérez terminara su segundo gobierno. Eso nos llevó a que nombraran al títere de Ramón Velázquez por un breve lapso de tiempo para poder convocar a elecciones, mismas que sirvieron de tribuna para que el nefasto Rafael Caldera se llenara de gloria en su discurso en el Congreso luego que David Morales Bello pidiera la cabeza de los golpistas...se acuerdan...? . Luego con su discurso, Caldera prácticamente, salvó a Chávez de una muerte segura: física y política. Y, más aun, para pagarle el inmenso favor de ayudarlo a llegar a su segundo mandato, Caldera liberó y le restituyó a Chávez todos sus derechos, lo que a su vez lo llevó a erigirse como salvador de la patria pidiéndole la renuncia a quien había sido su benefactor político, o sea, Caldera.
Verdad que así más o menos sucedieron las cosas...? Continuo.
Cuando Chávez convoca a las posteriores elecciones y las gana, donde estábamos todos los que ahora disentimos de él...? Les voy a poner un ejemplo para que vean donde estábamos.
Imaginen que viven en un edificio donde hay 24 apartamentos. A usted lo convocan en la cartelera de su edificio a una junta de condominio que va a haber el -por ejemplo- Martes a las 8.00 p.m. y usted, por cualquiera que sea la circunstancia no acude....Unos días después se vuelve a hacer una convocatoria pues hubo gente que como usted tampoco acudió a la cita. La nueva reunión es para el Viernes a las 8.00 p.m. y usted como muchos otros no va o se le olvida o se va al cine o simplemente no le da importancia...Es así como por reglamento de condominio se convoca a una tercera reunión para el Domingo a la misma hora y, según ese reglamento, con las personas que vayan, que pueden ser tres o cuatro, o que casi siempre son tres o cuatro, se aprueba pintar su edificio de color verde perico con pepas moradas....Así las cosas, usted sale a su trabajo el Lunes y cuando regresa en la noche encuentra su querido y adorado edificio pintado de verde perico con pepas moradas...Su indignación y su ira no tienen freno, sube a tocar la puerta del presidente de la junta de condominio y le reclama:
QUE VAINEJESTA...¡ ES QUE USTEDES SE HAN CREÍDO QUE ESTE ES EL CIRCO DE LOS HERMANOS GASCA...¡ TOESUNA VERGÜENZA...¡ TOESUNAMIER... (SIC)
Usted no le da tiempo al presidente de la junta de condominio de explicar nada... Usted lo CARAJEA, lo PECHEREA, lo MANOTEA, lo amenaza con demandarlo, con expulsarlo, con destituirlo, con, en fin, con lo que siempre amenazamos.... pero.... USTED no se ha puesto a pensar que USTED tuvo tres oportunidades de votar por lo contrario, de aconsejar, de
llamar a la razón, de conciliar y no las usó. No hizo de ellas su arma de combate, SIMPLEMENTE...USTED NO ESTABA ALLÍ PARA VOTAR...
Esa, mi querido amigo y amiga, esa es Venezuela, la misma que nos convocó a sus inquilinos, a sus propietarios, a sus ciudadanos a tres reuniones de condominio y nosotros no fuimos, no atendimos al llamado, no corrimos en su auxilio y ahora, ahora querido amigo, querida amiga, querido compatriota, Venezuela, MI VENEZUELA, TU VENEZUELA, NUESTRA VENEZUELA, está pintada de verde perico con pepas moradas....
Y ahora qué hacemos...? Resulta que ahora no falta nadie a las juntas de condominio ( léase LAS MARCHAS...) y junta tras junta nos preguntamos cuando será que podremos pintar de nuevo a nuestro país con amarillos, azules y rojos y decorarlo con estrellas....? He ahí el gran dilema, he ahí la gran pregunta.
Podríamos decir que si estuvimos ausentes durante más de 40 años de las reuniones de condominio, pues, en castigo, tendremos que esperar 40 o más años para que todo vuelva a ser como fue alguna vez...pero ese definitivamente es un pensamiento muy pesimista. Creo que para ver las cosas con más optimismo debemos decirnos que hemos aprendido la lección y la hemos aprendido de la forma más dura posible: con pérdida de vidas humanas, con heridos, con un país desvencijado económicamente e industrialmente, con un país agónico de su gentilicio, con la autoestima más baja del mundo, con una vergüenza que nos enfrenta cada día cuando vemos cada vez más carros en las calles, menos bienes de consumo en los mercados, menos sonrisas en las caras, mas lágrimas en las vidas y más odio en los corazones.
Por supuesto que ante este escenario hay actores que prefieren hacer MUTIS por la derecha ( ya de izquierda tenemos de sobra) y recogen sus bártulos y se largan. Ciertamente esa es una solución, muy cómoda, pero solución al fin. pero, ( los " peros " de siempre) no todos - que somos la mayoría - podemos hacer eso por lo tanto tenemos que quedarnos y, más allá, yo diría DEBEMOS quedarnos. Y por qué...? Para no ser tan ACONSEJADOR les diré solo las que, como decía el Sargento Hunter ( se acuerdan el policía de la serie de tv ..?) FUNCIONAN PARA MI:
Una podría ser que me quedo porque es aquí donde tengo todo lo que tengo: mi casa, mi hijo, mi pareja, mi familia, mis amigos, mi trabajo, mis cosas, mis raíces....Y todo eso puede sonar muy sentimental...pero...sigo...
Otra podría ser que si en una época fuimos capaces de convivir verdes, blancos, rojos, azules y demás colores del espectro, juntos pero no revueltos, en una cierta paz, en una armonía muy SUI GENERIS, muy tropical, pues no veo por qué no podamos volver a eso...
Y así, haría una larga lista de razones - unas creíbles otras no - para explicarles porque me quedo, mas, al final, creo que una sola es la válida: ME QUEDO POR QUE SI....¡¡¡¡
Me quedo porque este es MI PAÍS, MI PATRIA, MI TIERRA, y será la de mi hijo y será la de sus hijos, y así debe ser. Por lo tanto no estoy dispuesto a dejárselas a los que no se la merecen y que han hecho de ella ( y viene el chiste ) un edificio de verde perico con pepas moradas...
Solo piensen que es el único país que tenemos y que puestos a comparar somos un país hermoso como ninguno, con riquezas como ninguno, con territorio para desarrollo como muy pocos, con gente buena ( por que SI LA HAY ) con sabor, con color, con olor, propios, únicos, entrañables, queridos, hermosos.
Si les sirve entonces de algo todo esto que he escrito para pensar un poco sobre si se quedan o se van, pues valió la pena entonces escribirlo.
Por último si su decisión es de irse, POR FAVOR, no los quiero oír quejarse, DE NADA, NI DE NADIE. No hablen de Cuba porque ustedes están haciendo lo que hicieron los cubanos y que nunca debieron haber hecho: DEJARON SOLA A SU PATRIA.
La resistencia es aquí, ahora y para siempre. Cuánto tiempo va a tomar...no lo se , ojalá y lo supiera pero lo que sea que dure hará más grato el sabor del triunfo para los que si estuvimos aquí cuando convocaron la REUNIÓN DE CONDOMINIO....
Termino con una de esas frases que a uno le hubiera gustado pensar pero, ya ven, en el mundo hay más personas que han pasado por cosas como estas y peores y todavía son capaces de decir: LA VICTORIA ES PARA LOS QUE MAS CREEN EN ELLA...POR MAS TIEMPO.

Un saludo. Att. Chile Veloz

P.D.: perdonen los errores son parte de la emoción....



MI COMENTARIO

Aplaudo efusiva y sinceramente a Gonzalo "Chile" Veloz, exnovio de Dinorita, por los años 80, cuando Caurimare era “La Lagunita” y Paparo era Miami (pero en Venezuela). Excelente disertación con una verdad de fondo indiscutible; sin embargo –y dejo claro: a mi juicio- el “Chile” Veloz comete el mismo error recurrente que todos hemos cometido antes de Chávez, durante Chávez y seguiremos cometiendo después de Chávez (porque sí, porque está en nuestra naturaleza): creemos que por haber alcanzado un cierto nivel, económico y educativo (hay quién le dice “cultural”), somos custodios de la única verdad que existe; y, cualquiera que tenga una verdad diferente (léase “tenga otra opinión”), simplemente ¡está equivocado! (hay quien diría: ¡es un ignorante!)
Voy a tomar únicamente una frase del texto: “juntos pero no revueltos”; es decir: sobre el mismo suelo, pero tú en tu territorio y yo en el mío; porque, a pesar de que somos venezolanos, tú eres de una clase y yo de otra. Yo en mi urbanización y tú, que vienes a limpiar mi casa una vez a la semana (que sólo en casos así está permitida la mezcla), en tu barrio, dándote un banquete cuando te permito llevar para tu casa algunas sobras de mi almuerzo. Yo en mi valle, tú en tu cerro. Y estoy seguro de que si le preguntáramos al “Chile” Veloz quién tiene a Venezuela dividida, inmediatamente respondería “Chávez con su discurso clasista y violento”.
El “chile” Veloz dice además, que convivíamos en “cierta paz”… O sea, que la paz no era de verdad. También que convivíamos en una armonía “SUI GENERIS, muy tropical…” O sea, que la armonía tampoco era de verdad. Éramos, no sé, como el matrimonio que vive a trompadas todos los días pero sonríen cuando se encuentran en sociedad para dar la apariencia de pareja perfecta y bien llevada. Mi pregunta, en realidad es, ¿por cuánto tiempo más creyó el “chile” Veloz y toda la gente que opina como él, que podría sostenerse una sociedad viviendo una paz y armonía que no pasan de la apariencia? ¿Cuánto más creyeron que soportaría la piedra el golpeteo del agua?
La gente a la que le gusta el “verde perico con pepas moradas”, ¿es menos gente? ¿son menos venezolanos? ¿tienen menos derechos? ¿no se merecen su patria?
Maglio Ordoñez era una estrella del baseball hasta que se pronunció a favor del “edificio verde perico con pepas moradas”; ahora, sus propios compatriotas (los mismos que antes lo alababan, esos mismos que dicen muy alto “aquí cabemos todos…” y casi en silencio “los que piensen como yo”) lo abuchean y lo insultan cuando sale al campo de juego representando a la Venezuela que “tanto aman”.
Yo, que estoy de acuerdo en el punto central de la carta anterior, por no decir amén a toda la santa palabra en ella expresada, indudablemente, pasaré a ser (o seguiré siendo -para quienes ya me consideran-) un “chavista ignorante” más.

¡Así sea!

Atte. José L. Dsailva N.

sábado, 28 de febrero de 2009

Celos de nada

(Kayzim Suárez)

Celos de nada, celos del viento
Tan importante me creo que quisiera que tu mirar fuese solo mío,
No porque te amo, ni tan siquiera por que te quiero,
No siento nada y siento todo
Eres tan real, tan falso, tan típico y tan distinto
Volcán de pasiones, corazón de nadie
Alma perdida en el vacío del no saber
Un ser vagando por las manos de la seguridad aprendida y esperada
Y de qué vale seguir así
De qué vale no sentir nada
De qué vale acompañarse de la comodidad y el cariño
Cuando se puede vivir un amor desenfrenado y sincero

viernes, 27 de febrero de 2009

Heridas

(Kayzim Suárez)

Hay veces en la vida que supuran las heridas,
Brotan lágrimas y un dolor añejado que no lograba salir del alma.
Entumecida y fría, se calcula la despedida,
Es más cómodo ignorar el sentimiento derrotista
Me rindo antes de que se convierta todo en mentiras,
No puedo perder el tiempo andando por veredas, perdida,
Ignorando que comienzan a revelar espinas.
Vienes y vas como el viento acariciándome la imaginación,
arrullándome con tu cuerpo, con tus manos engañosas de cariño.
Y te vas, y sé que tus manos son consuelo para almas perdidas, turbadas,
Pero yo no necesito ese consuelo, ni deseo fantasías.
Que pena mirarte a los ojos y pensar que te creía.
Has de llorar la pérdida de mi eterna y única sonrisa.
Me desvié, pero sigo mi camino, no me entretengas con susurros al oído.
Vete , sigue tu camino, alcanza tus deseos y suspiros.
Yo continuaré con la misión de mi destino,
Amar y ser amada tal y como yo lo imagino.

jueves, 26 de febrero de 2009

Recuerdos de tu piel

(Kayzim Suárez)

Hay recuerdos de tu piel invadiendo mis pensamientos
Momentos fugaces de amor fingido están grabados en mi cuerpo.
Te siento mío, mío a pesar de ser del viento
Tuya, soy tuya a pesar de pertenecerle a un recuerdo
Y somos de nadie porque así lo decidimos
Y somos ‘’nosotros’’ porque el tiempo así lo quiso
Fuerzas extrañas no permiten la distancia, que es inevitable
Y esta pronto forjará el alejamiento intransable.
Y en la lejanía de nuestras almas nos acordaremos de todo esto
Y daremos gracias por tener una sombra de te quieros.
Cuando beses los labios de otra mujer,
Y cuando otras manos acaricien mi cuerpo,
Por un instante nos invadirá la sensación de tenernos de nuevo
Y de repente despertaremos en una cama vacía
Anhelando el calor que entre nosotros se sentía.

Otros textos de Kayzim en PoeSite

lunes, 23 de febrero de 2009

EPIFANIA

de Oscar Portela

Epifania és: aura medida que o sol
desenha sobre o poema a salvo
do imundo: o ouro vivo respira
por teus poros e a carne que vibra
berço de um anjo na graciosa cintura
que baixa até teu ventre aonde moram
daimons que abrem tuas estreitas nádegas
arremessadas pelas marés do desejo
da paixão e treme o músculo
que se faz rodocrosita entre as pernas
com que sustentas o templo de teu corpo
aonde se faz luz o mundo e rí
a eternidade entre as formas do deus
que enamorado do mortal concorda
em estar junto ao frágil sem destruir seu alento

Assim te fazes meu e eu te pertenço
no orgasmo com que o amor perece
e volta a eternidade a gravar o mundo
do nascimento: epifania és daquilo
que puxa em mim para retornar ao círculo
e para dar forma à entrega despojado
de tudo e consagrado ao elogio
de teu sexo.

martes, 6 de enero de 2009