¿Detrás de quién esconderemos nuestra mediocridad
cuando ya Hugo Chávez no esté?
¿A quién responsabilizaremos por nuestros fracasos?
¿Quién nos servirá de catapulta para alcanzar
esos tan codiciados 15 minutos de gloria en televisión,
o esa primera plana, sueño de todo escritor decadente,
en algún periódico de mediana circulación?
¿Cómo sobrevivirán, en cualquier caso,
los medios de comunicación que no tienen hoy más tema
en sus programas de opinión?
¿Con qué temas se amenizarán las reuniones sociales,
bodas, cumpleaños, bautizos, comuniones y demás
cuando ya no tenga sentido hablar sobre lo mal que estamos
por culpa del tirano, dictador?
¿Qué justificación daremos, entonces, a los golpes de estado?
¿Cómo justificaremos la represión?
¿Cómo justificaremos, entonces, nuestra existencia
los que conocemos sólo una palabra
y cantamos sólo una canción?
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