(Sobre una obra de Javier Aragunde: A Porta Dos Soños)
El sueño...
Esa puerta inconsciente al universo paralelo
donde todo es falso y todo es cierto.
Camino [yo] por el sendero indescifrable de los sueños
hacia el bosque donde habitan
los miedos más terribles y los más grandes deseos.
Busco el cielo en el mundo de los sueños.
Busco a Dios en los dominios de Morfeo...
Fue allí, donde, una noche, le encontró Abraham.
También María, la madre del Nazareno.
Entre sueños está el puente que une lo visible y lo invisible,
Lo efímero y lo eterno,
La materia y la substancia, su asidero
más allá del infinito.
Adán nació del sueño de un Dios universal.
Yo, del sueño terrenal de una mujer extraordinaria...
y ambos somos ramas,
en el árbol de la vida,
separadas,
no más,
por la distancia temporal de un sueño.
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