A Marco da Silva
(un poema de Oscar Portela)
Intocada y bárbara belleza. Luz de luna
Sacrificial y sangre en los colmillos
Del hombre que aún es leopardo. Y el
Poeta un venado que pasta torpemente cuando
Ya la posesión es sangre y la carne gramilla
Entre los dientes marfilinios de dios del sacrificio.
Pues sacrificio es Eros. Y un no domesticado dios
De belleza inaudita que ignora los sonidos de
La lira toma de este rapsoda la luz primera
0 el alba que si misma se nace – y lo devora
Como el jaguar devora al cervatillo. Y no hay dolor
En este sacrificio tan hondo como la muerte
Que completa la vida: el rapsoda ya es él:
Trasmutado que fue de los cantos al sinuoso
Mundo que subyace en la pulsión de vida
Que es sangre y carne y hostia de la tierra.
¿Pues de donde escapaste Marco da Silva
Hombre y jaguar – dios del ras de la tierra tan bello
Como las alboradas que pare en sol cuando escondido
Esperas a tu madre la luna? Ninguna belleza
Tan áspera y tan brutal, tan indomesticada como
La tuya Marco! Tu boca cual pila bautismal salva
Al poeta de la mera grafía y lo trasporta al grito
Del primer nacimiento. Mientras devoras
Lo que soy renazco y soy el poeta que ruge
En la indómita alba tan lustral como el tiempo
Que se espacia y soy cuerpo y laberinto y senda
Tu intocada belleza brutal como las auras esta aquí
Para decirme que el origen repite la semilla
Y que el alba es la primera alba. Pues todo se refunda
Eternamente en el Eros que sangra entre tus dientes
Y renace en el primer poema que es este que escribo ahora
Como si fuera el último y primero.
(Poema dedicado a mi amigo Benoit Pivert)
Oscar Portela.
miércoles, 20 de agosto de 2008
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