La paz de las armas es una guerra que duerme...
No hay guerra que traiga paz.
No hay paz que de una guerra se obtenga.
Las armas no cambian situaciones. Sólo sirven para determinar quien ejerce el control y
mientras haya un sólo individuo que pretenda controlar la paz, cualquier apariencia de paz
no será más que eso, una apariencia temporal.
Las palabras, sin embargo, van más allá; promueven cambios de actitud. Ciertamente los resultados son muy lentos pero lo logrado con palabras, mucho o poco (que algo siempre se logra), es real y permanente.
Un sólo inocente que caiga basta para invalidar la mejor de las intenciones
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